Un buen diseño de un sistema de riego automático contribuye fundamentalmente:
• Ahorros significativos de recursos hidráulicos (agua) entre un 30 a 40% contra riego aplicado con manguera. Así como ahorro de energía eléctrica en tiempos de bombeo puntuales.

• Ahorro de mano de obra o tiempo útil del personal asignado para esta tarea, ya que podrá realizar otra actividad mientras el sistema trabaja de forma automática.

• Aplicación de manera puntual, programada y justa de la cantidad de agua que requiere su área verde.

• Sensores de lluvia y humedad para pausar el sistema en caso de lluvias o que el jardín cuente con la humedad necesaria para su optimo crecimiento, esto contribuye al ahorro de agua.

• Programación automática de tiempos y días que requerimos regar, segmentado por cada zona que se configure en el sistema.

• La optima e inteligente aplicación de agua mediante un sistema de riego automático contribuye significativamente a preservación y conservación de un jardín hermoso.